AGUA CLARA, MÚSICA DE DIOSES
Durante más de cuarenta años, en distintas etapas de mi vida, me
acompañó su guitarra. Era una guitarra que hablaba por sí sola, que no
necesitaba de la compañía de una letra para ser entendida, para ser grande por
sí misma.
Los acordes de su mayor éxito, “Entre dos aguas”, gastaron la aguja de
mi tocadiscos y me ayudaron a educar la sensibilidad en mi juventud.
Y ya mayor, y ya corredora y escritora aficionada, la música de Paco
de Lucía ha sido en múltiples ocasiones la melodía de mi más sentida escritura,
la musa en los instantes de vacío, los sonidos recurrentes a los que acudí cada vez que necesité encontrar una palabra.
Los sones, que solo él era capaz de arrancar a su guitarra, no nadaban
entre dos aguas pues eran limpios como el agua clara, fáciles de escuchar tanto
por oídos expertos como profanos, eran acordes que conquistaban los corazones
de cualquier clase y condición, que exaltaban el sentimiento, capaces de hacer
buenos los malos momentos y excelentes los buenos, sonidos que acompañaban la
vida, sencillos como es la música de los más grandes, la música de los dioses.
Notas de guitarra, nacidas tan perfectas que el tiempo no puede hacer
más que reverenciarlas y velarlas eternamente.
D.E.P.