Por lento que sea tu avance el dibujo que quedará en tus
recuerdos será siempre indeleble
Eres
artista porque corres. Porque
pintas zancadas con distintos colores. Porque tiñes paso a paso las sendas que
recorres. Porque tus pies como pinceles marcan los trazos. Trazos suaves con tu
tranco lento, trazos fuertes con tu paso rápido.
Utilizas
los lápices para el barro o la ruta, dejando que de tus piernas salgan las
mejores pinturas.
Tus
cuadros son en ocasiones obscuros porque así es tu ánimo y la tormenta en el
cielo embarra tus pasos o la tormenta en tu interior embarra tu espíritu, y a
veces son luminosos si fue el sol quien guió tu carrera.
Pintas
con los tonos que tiene tu ilusión o con los tonos que tiene tu tristeza.
En
algún momento corres y los rasgos son inciertos e inseguros, en otros momentos
tus zancadas surgen confiadas y seguras, firmes en la tierra, en el asfalto. De
vez en cuando improvisas y una nueva coloración te sorprende. Tu particular pinacoteca
encierra bocetos grises que otras veces devienen alegres, si tu entreno fue
exitoso.
Pero
igualmente más deprisa o más despacio, con colores brillantes o colores
apagados siempre corres, sin encontrar a veces la forma de avanzar, la gama
ideal para triunfar; sigues para que, como dijo el artista, “cuando la inspiración llegue te encuentre
trabajando”, no vaya a ser que tus zancadas pierdan el perfil quedando
desdibujadas por las vías que transitas y anulen los trazos por miedo a sufrir,
por miedo a no saber dar con la tonalidad perfecta. Y sigues porque sabes que
aunque a veces te amenacen líneas vacilantes, en cualquier momento puede salir
el mejor retrato de ti mismo, puedes encontrar el mejor paisaje que llene el
lienzo inicialmente blanco. Sigues y llevas contigo la paleta de pintor de
caminos para no perder el momento de dibujar las mejores formas ya sean formas
reales o formas abstractas. Aun con la desilusión acechando, continuas día a
día quemando tus ansias de corredor, pues tus sueños pueden de improviso tomar
color, llenarse de matices, y en ese mismo instante sabrás combinar los colores
adecuados para encontrar la mezcla idónea que hará tu estado de forma
impecable; y hallarás así el más bello cromatismo para una carrera impoluta.
Te
concentras en tu obra para que no quede inacabada y al final poner tu firma con
orgullo, el orgullo de haber dado todo lo que llevas dentro sin dejar nada en
el pincel, sin pensar que con tu carrera acabada se va tu inspiración y con el
convencimiento de que siempre serás capaz de firmar otras obras que serán
hermosas para ti, pues tu musa siempre te acompañará dando alas a tu
imaginación.
Enmarcas
tus carreras dibujadas entrenamiento a entrenamiento, con tonos que llevaron a
tus piernas a conseguir el cuadro perfecto.
Y
extasiada ante ese cuadro, puro derroche de ilusión, te pregunto cómo lo
hiciste, cuál fue la musa de tu inspiración:
Psssch…tengo
un secreto, un pensamiento inspirador, que no puedo desvelar porque descubriría
el misterio y acabaría el embrujo. Pero a ti te contaré, porque sé que me
comprendes, que VIVO PARA EL ARTE…PARA
EL ARTE DE CORRER.
Continuará…
Aurora Pérez (Publicado en Runner's World -Noviembre-2008)